A LOS 86 AÑOS, JORGE RIVERO FINALMENTE ADMITE LO QUE TODOS SOSPECHÁBAMOS

Muchos galanes del cine y telenovelas de décadas pasadas siguen apareciendo tanto en la pantalla chica como en la grande hoy en día. Sin embargo, hay otros que han caído en el olvido, como Jorge Rivero, originario de Guadalajara, Jalisco. Jorge Rivero sigue siendo uno de los actores más icónicos del cine mexicano en los años 70 y 80, siendo celebrado como uno de los mayores símbolos sexuales masculinos de la época.

Pero, ¿dónde está hoy y por qué decidió alejarse de los reflectores? Ahora, a sus 86 años, Jorge Rivero finalmente revela lo que muchos han sospechado desde hace tiempo.

Hoy recordamos a Jorge Rivero, conocido como uno de los protagonistas más atléticos del cine mexicano. Su notable destreza física no solo lo llevó al estrellato, sino que también le abrió puertas en la industria cinematográfica, tanto en México como en el extranjero. Las audiencias, especialmente las mujeres, disfrutaban de su imponente presencia en la pantalla, a menudo acompañado de actrices exuberantes.

Nacido como Jorge Pous Rosas en una mañana de junio de 1938 en Guadalajara, Jalisco, el apellido Rivero refleja su ascendencia catalana. Criado en una familia respetable y bajo la estricta orientación de sus padres, asistió a un instituto jesuita y recibió formación militar. Desde joven, Rivero mostró una ferviente pasión por los deportes y el culturismo.

Representó a México en natación y waterpolo en los Juegos Panamericanos de 1950, demostrando su destreza atlética en un escenario internacional. A pesar de sus logros deportivos, su padre insistió en que también siguiera una educación superior. Rivero estudió ingeniería química y obtuvo su título antes de cumplir 25 años. Sin embargo, finalmente eligió un camino diferente al de su profesión y, en lugar de ejercer como ingeniero químico, continuó persiguiendo su pasión por el atletismo, lo que lo llevó al mundo del cine.

Siempre se dedicó a llevar un estilo de vida saludable y mantener un físico envidiable. Además de su pasión por los deportes, a Rivero le gustaban los pasatiempos como el jai alai, un juego de pelota de origen vasco. Su éxito como culturista profesional llamó la atención de los productores de cine, marcando su entrada en el mundo cinematográfico bajo el nombre de Jorge Rivero. Su destreza atlética se convirtió en un valioso activo, embelleciendo películas de acción y aventura.

A lo largo de su carrera, Jorge Rivero apareció en más de 110 películas, debutando a principios de los años 60, durante un periodo en que las películas de luchadores eran muy populares. Con estrellas como El Santo dominando la pantalla grande, la lucha libre era una gran industria en México en ese momento, y Rivero rápidamente se convirtió en una figura reconocible.

Su gran oportunidad llegó con la película de 1964 “El asesino invisible”, donde protagonizó junto a la impresionante Ana Berta Lepe. En esta película, Rivero interpretó a un personaje conocido como “El hombre enmascarado de oro”, consolidando su lugar en el cine mexicano. Dos años después, logró un éxito significativo con la película “El Mexicano”, marcando un momento crucial en su carrera.

Su notable actuación llamó la atención, especialmente en compañía de coprotagonistas como Tere Velázquez y Emily Cranz. Paralelamente, trabajó en “Los poseídos de la ring”, dirigida por el alemán Alfredo Bal Hungaro Creva, donde compartió pantalla con actores notables como Chucho Salinas y Armando Silvestre. Más tarde, protagonizó “Los Leones del ring” junto a Sala García, Yolanda Lievana, Macaria y Roberto Cañedo, consolidando su estatus en la industria cinematográfica.

Estas películas no solo lanzaron a Rivero al estrellato, sino que también lo colocaron junto al icónico “Hombre enmascarado de plata” en producciones como “El tesoro de Moctezuma” y “Operación”, donde apareció junto a la encantadora Elizabeth Campbell. El físico y talento de Jorge Rivero inspiraron a una generación a hacer ejercicio, aspirando a tener un físico como el suyo.

Durante la década de 1970, se convirtió en un destacado símbolo sexual junto a figuras como Andrés García, Carlos Pinar, Jaime Moreno y muchos otros que cautivaron al público con su carisma y presencia física. El cineasta Miguel Zacarías reconoció el potencial de Jorge Rivero y lo eligió para interpretar a Adán en la película bíblica “El pecado de Adán y Eva”, un filme que, a pesar de sus fallas, convirtió a Rivero en un mito de la noche a la mañana, especialmente por sus atrevidas escenas de desnudo junto a la hermosa actriz estadounidense Candy Clark.

Su papel en “El pecado de Adán y Eva” sirvió como una introducción a los productores de Hollywood, quienes pronto lo buscaron para papeles en películas del género Western. La transición de Rivero a Hollywood estuvo marcada por apariciones junto a actores icónicos como Charlton Heston y James Coburn en “Los últimos hombres duros”. Fue durante esta fase que adoptó el nombre artístico de Georges Rivers.

Además de sus papeles en “El soldado azul” como un indio Cheyene junto a la actriz Candice Bergen y “El lobo del río” con la impresionante Jennifer O’Neal, la carrera de Jorge Rivero lo vio colaborar con Susana Dos Amantes en su juventud, a solo 22 años. Una de las experiencias notables de Rivero incluyó trabajar con la legendaria figura de John Wayne en una historia de aventura y romance, destacando su versatilidad como actor en diferentes géneros.

La participación de Wayne añadió una capa significativa de autenticidad y prestigio a sus esfuerzos colaborativos. Curiosamente, tanto Wayne como Pedro Armendáriz, otro actor prominente involucrado en la película, sucumbieron trágicamente al cáncer, subrayando el trasfondo conmovedor contra el cual se filmó “El conquistador de Mongolia”. Se informó que la tragedia fue causada por la radioactividad que prevalecía en el desierto de Utah, donde años antes se habían llevado a cabo pruebas nucleares por parte del gobierno de Estados Unidos, y el set de filmación estaba muy cerca de ese lugar.

Esta experiencia compartida unió aún más al elenco y al equipo, haciendo de la producción un capítulo conmovedor en la extensa trayectoria cinematográfica de Rivero. Dejar atrás el cine de Hollywood, la vibrante carrera de Jorge Rivero en el cine mexicano continuó floreciendo con sus colaboraciones junto a una plétora de talentosas actrices que embellecieron la pantalla con su belleza y talento, desde Fanny Cano, Julisa y Lupita Ferrer hasta Hilda Aguirre, Maricruz Olivier y Susana.