La Triste Historia de Las Jilguerillas y su Desgarradora Separación

Las Jilguerillas, el legendario dúo de música mexicana, dejaron una huella imborrable en la cultura musical de México y en el corazón de millones de fanáticos en todo el mundo. Formado por las hermanas Amparo e Imelda Higuera Juárez, su talento vocal y carisma las llevaron al estrellato en los géneros ranchera y mariachi. Sin embargo, detrás de su éxito se esconde una historia llena de luchas, sacrificios y, finalmente, una desgarradora separación.

Los Primeros Años en Michoacán

Amparo, nacida en 1936, e Imelda, en 1938, crecieron en la rural Cañada de Ramírez, Michoacán, en una familia de agricultores. Desde temprana edad, las hermanas trabajaron en los campos junto a su padre, Felipe, cultivando los valores del trabajo arduo. A pesar de no asistir a la escuela, la música formó una parte integral de su vida, ya que cantaban mientras trabajaban, desarrollando naturalmente sus voces y armonías.

Su camino hacia la fama comenzó por casualidad en una fiesta local, cuando decidieron interpretar una canción ranchera popular. Su actuación dejó una impresión profunda en los asistentes, y fue su padre quien se dio cuenta de su potencial. Pronto, fueron invitadas por el Dueto América, que las tomó bajo su ala y las formó como artistas profesionales, puliendo su talento y ayudándolas a forjar su estilo único.

La Creación del Dúo y el Ascenso a la Fama

El nombre “Las Jilguerillas” fue inspirado por su madre, quien notó la dulzura de sus voces, comparándolas con el canto del jilguero. El dúo ganó rápidamente popularidad en la escena musical mexicana, destacando por su estilo vibrante y auténtico en el mariachi y la ranchera. En 1955, Las Jilguerillas lanzaron su primer álbum, con éxitos como “Chaparrita Consentida” y “Debes Ser Mía”, que resonaron con el público. Con el apoyo del sello CBS Columbia y la mentoría de Gilberto Parra y Cornelio Reina, su música alcanzó nuevas alturas.

A lo largo de su carrera, las hermanas lanzaron más de 20 álbumes de estudio y cientos de sencillos, logrando el reconocimiento de grandes figuras de la música latina como Miguel Mejía, Juan Gabriel y José José. También incursionaron en el cine mexicano, participando en varias películas y consolidando aún más su legado en la cultura popular.

El Dolor de la Pérdida

Sin embargo, el destino tenía algo trágico preparado para Las Jilguerillas. En 2004, Imelda Higuera falleció a los 66 años debido a complicaciones respiratorias, lo que dejó a Amparo devastada. La pérdida de su hermana y compañera de toda la vida fue un golpe difícil de superar. Durante casi tres años, Amparo se alejó de los escenarios, sin saber si podría continuar su carrera sin Imelda.

A pesar de los esfuerzos de muchos por animarla a regresar, fue una admiradora, la cantante Mercedes Castro, quien finalmente logró convencerla de revivir el dúo, en homenaje a su hermana. Juntas, Amparo y Mercedes grabaron nuevos álbumes, bajo el nombre de “Amparo de Las Jilguerillas y Mercedes Castro”, llevando su música a nuevas generaciones y continuando con el legado de Las Jilguerillas durante una década más.

El Último Adiós

En 2021, la tragedia volvió a golpear a la familia Higuera. Amparo Higuera Juárez, la última integrante del legendario dúo, falleció el 19 de julio de ese año a los 84 años. La noticia de su muerte conmocionó a la comunidad musical y a sus miles de seguidores. Amparo había continuado trabajando en su música hasta sus últimos días, actuando y grabando, pero la pérdida de su hermana Imelda siempre fue una sombra difícil de superar.

La muerte de Amparo marcó el cierre de un capítulo fundamental en la historia de la música ranchera y mariachi. A lo largo de su carrera, Amparo dejó una marca indeleble en el corazón de sus fans, con canciones como “El Novillo Despuntado” y “El Bato Gacho”, que continuaron siendo himnos de la música mexicana.

Un Legado Inmortal

Las Jilguerillas fueron mucho más que un dúo musical; fueron un símbolo de la música mexicana y de la unidad familiar. A pesar de su trágica separación, el legado de Amparo e Imelda sigue vivo en cada nota, cada acorde y en los recuerdos de aquellos que las escucharon. Su historia es un testimonio del poder de la música para superar barreras, inspirar y conectar a las personas, dejando una huella eterna en el alma de México.

En honor a su legado, en 2018, Amparo fue reconocida por su contribución a la música con una placa conmemorativa en su natal Michoacán. Aunque el paso del tiempo sigue llevando a los grandes artistas de este mundo, el eco de Las Jilguerillas sigue resonando en cada rincón de la cultura mexicana.