Ciudad de México.- Una vez más el reconocido galán de melodramas, Eduardo Yáñez, se encuentra dando de que hablar, pues tras ser acusado de maltratar a reportera, la famosa estrella de Televisa decidió brindar una reveladora entrevista con el famoso programa vespertino, Ventaneando, en el que no solo se sinceró del presente, sino que también del pasado al habar del abandono de su padre y una muy dura noticia sobre su desarrollo en prisión.

Yáñez es un hombre mayormente conocido por su presencia en importantes melodramas a lo largo de su carrera dentro de la empresa San Ángel, como Destilando Amor y Amores Verdaderos, pero como suele suceder, actualmente su talento no es el que ocupa principales tabloides por todo México, sino su iracundo sentido del humor, que de verse alterado y perdiendo el control. Llegó incluso darle tremendo bofetón a un colega.

Y ahora, tras verse inmerso en una nueva polémica por haber agredido verbal y físicamente a la periodista del programa En Shock, Yáñez se prestó para realizar una entrevista con Pati Chapoy,  en la cual aclaró lo sucedido y por primera vez habló abiertamente de su dura infancia, que estuvo plagada de violencia y abandono paterno. Según Yáñez, estuvo viviendo en una prisión de los seis a los 12 años junto a su madre, conviviendo con estos.

Eduardo Yáñez hace dura confesión en Ventaneando

El actor de melodramas reconoció que al no haber conocido a su padre, siempre vio a su madre, que ya falleció, como la figura materna y paterna, a lo que tuvo mucho que influir en el hecho de que ella era oficial, recalcando que ella siempre trató de inculcarle la disciplina militar, hasta que falleció y oficialmente se volvió su ángel de la guardia: “Tenía una disciplina muy especial, muy militar; entonces ella también trataba de inculcármelo de cierta manera. Yo prácticamente crecí ahí, de los 6 años a los 12”.

Sobre como fue crecer rodeado de presos, el actor de Golpe de Suerte recalcó que hay de todo, y en base a su experiencia, pese a que muchos comentarios terribles errores se pudieron arrepentir y salieron adelante, siendo siempre muy amables con él, reconociendo que llegó a entenderse bien con algunos de estos reos: “Me trataron muy bien los presos, las presas, conocí gente muy interesante, conocí gente que llevaba condena por sus actos, algunos, todos te van a decir que no tienen la culpa y otros te van a decir que sí lo hicieron”.

Era muy guapo el hombre, muy alto, muy fuerte, y él me contaba que estaba ahí porque m4t0 a su mujer porque la agarró con otro hombre en la cama y los mató a golpes. Era cinta negra en karate. Esa historia me tocó como a los 8 años y yo decía: ‘Un hombre ofendido de su honor es capaz de eso y más’ y tendría la razón”, concluyó.