Robert Redford, un nombre que resuena con fuerza en la historia del cine, es conocido no solo por su carisma y talento, sino también por una vida marcada por altibajos tanto en su carrera como en su vida personal.
A lo largo de los años, ha conquistado al mundo con su inconfundible presencia en pantalla, pero recientemente, a sus 88 años, Redford ha compartido una reveladora confesión que ha captado la atención de muchos. Sus palabras desafiaron la narrativa tradicional de su vida y abrieron una ventana hacia las complejidades de su ser y sus relaciones.
Nacido el 18 de agosto de 1936 en Santa Mónica, California, como Charles Robert Redford Jr., su infancia fue todo menos fácil. Criado en una familia de clase trabajadora, su padre, Charles Redford, trabajaba como lechero antes de obtener un empleo más estable en una empresa petrolera.
A pesar de tener un empleo fijo, la familia no gozaba de lujos y los primeros años de Redford estuvieron marcados por las dificultades económicas de la Gran Depresión.
Su vida académica también estuvo llena de desafíos. Asistió al instituto Van Nuys, donde su rendimiento era mediocre y su interés por los estudios escaso, a excepción de las asignaturas que le conectaban con sus pasiones. El deporte, especialmente el béisbol, ocupaba gran parte de su tiempo, y fue en este ambiente donde forjó una amistad con Don Drysdale, futuro lanzador de los Dodgers de Los Ángeles. No obstante, su vida universitaria en la Universidad de Colorado fue aún más problemática. Redford perdió una beca debido a su falta de compromiso académico y su creciente adicción al alcohol, lo que le hizo replantearse su futuro.
Después de este tropiezo, Redford decidió alejarse de la educación convencional y centrarse en su pasión por el arte. Su amor por la creatividad lo llevó a la interpretación, y aunque comenzó con pequeños papeles en el teatro, su perseverancia pronto lo llevó a destacarse. A finales de la década de 1950, debutó en Broadway con la obra Tall Story (1959), que aunque no fue un éxito rotundo, le permitió ganar experiencia. Más tarde, en 1963, alcanzó un hito importante en su carrera con Barefoot in the Park, una obra que consolidó su estatus como actor prometedor.
En el ámbito personal, su vida cambió radicalmente cuando conoció a Lola Van Wagenen a finales de los 50. Ella provenía de un entorno muy distinto al suyo, con una educación mormona conservadora, pero a pesar de las diferencias, ambos se sintieron atraídos el uno por el otro. Se casaron en 1958 en una ceremonia privada en Las Vegas, evitando la pomposidad de una boda tradicional. Juntos enfrentaron las dificultades de los primeros años de matrimonio, con la carrera de Redford apenas despegando y los problemas económicos que ello conllevaba. Sin embargo, el amor y el apoyo mutuo mantuvieron su vínculo fuerte.
Yes, Robert Redford is great in ‘All Is Lost.’ But he was always great
Un trágico giro en la vida de la pareja llegó en 1959, cuando su primer hijo, Scott, falleció a causa del síndrome de muerte súbita del lactante. La pérdida de su hijo fue devastadora y marcó un punto crítico en su relación. Aunque la tristeza puso a prueba su matrimonio, el apoyo inquebrantable de Lola fue fundamental para que ambos pudieran seguir adelante.
Las revelaciones recientes de Redford, décadas después de su divorcio, muestran una mirada introspectiva sobre las relaciones y los arrepentimientos de su vida. La sinceridad de sus palabras desafía las imágenes construidas en torno a su vida personal, iluminando aspectos más profundos y humanos de su experiencia. A medida que avanza en su vida, Redford ha comenzado a reflexionar sobre las lecciones que ha aprendido a lo largo del camino, destacando la importancia de la conexión humana y los vínculos que nos definen.
A lo largo de su carrera y vida personal, Robert Redford ha sido un hombre que no solo ha brillado en la pantalla, sino que también ha enfrentado los desafíos internos y externos con resiliencia. Sus reflexiones actuales dan una nueva perspectiva sobre la vida de un ícono de Hollywood, recordándonos que, detrás de la fama y el éxito, siempre hay una historia más profunda de amor, pérdida y aprendizaje.