Ana Luisa Pelufo, una icónica actriz de la Época de Oro del cine mexicano, ha dejado una marca indeleble en la industria cinematográfica gracias a sus más de 300 películas y a su audaz participación en papeles innovadores y provocativos. Nacida el 5 de diciembre de 1929 en Querétaro, Pelufo comenzó su carrera en 1948 con un pequeño papel en Tarzán y las sirenas, y pronto se convirtió en una figura clave en el cine mexicano.

Uno de los momentos más memorables de su carrera fue su actuación en La fuerza del deseo (1955), donde protagonizó el primer desnudo en la historia del cine mexicano. Esta escena fue un parteaguas en una industria dominada por la moral conservadora de la época, y consolidó a Pelufo como una actriz dispuesta a asumir riesgos. A lo largo de los años, fue reconocida por su talento para interpretar personajes femeninos complejos, desafiando las normas tradicionales sobre la representación de la sensualidad y la sexualidad en la pantalla.

A pesar de su éxito profesional, la vida de Pelufo también estuvo marcada por episodios personales intensos. Uno de los más notables fue la misteriosa muerte del periodista Rafael Romero Sánchez en su casa en Cuernavaca en 1965, un caso que generó gran controversia en los medios. Aunque inicialmente se reportó que Romero Sánchez había fallecido accidentalmente ahogado en la piscina de la actriz, las circunstancias poco claras alrededor del incidente levantaron sospechas y especulaciones sobre la posibilidad de un crimen.

Ana Luisa Pelufo mantuvo una relación romántica de más de una década con el actor Carlos Cerro, con quien compartió múltiples colaboraciones en el cine. Aunque su relación pasó por momentos turbulentos, su profunda amistad perduró hasta la muerte de Cerro en 1992, y Pelufo ha hablado con cariño sobre el impacto significativo que él tuvo en su vida.

Hoy, en sus 90 años, Ana Luisa Pelufo vive una vida tranquila, lejos de los reflectores que una vez la rodearon. Aunque reflexiona con serenidad sobre el inevitable final de la vida, su legado como pionera y símbolo de sensualidad y fortaleza en el cine mexicano sigue siendo una fuente de inspiración para generaciones futuras.