Frances Farmer nació el 19 de septiembre de 1913 en Seattle, en una familia de clase media. Desde temprana edad, destacó por su inteligencia y espíritu rebelde. A los 17 años ganó notoriedad nacional al escribir el ensayo “Dios muere”, que la señalaba como una pensadora controvertida.
A los 21 años, ganó un boleto a Moscú para estudiar teatro ruso. Sin embargo, su corazón pertenecía al escenario más que al cine. Esto le valió el apodo de “la estrella que no quiere estar en Hollywood”, pero su talento era innegable.
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El ascenso de una estrella
Su debut cinematográfico llegó con Rivales (1936), dirigida por Howard Hawks, quien la describió como una actriz prodigiosa. Sin embargo, a pesar de trabajar en películas exitosas como El ídolo de Nueva York (1937) y El hijo de la furia (1942), Frances nunca sintió que Hollywood le hacía justicia.
La decadencia de Frances Farmer
Hollywood era implacable con aquellos que no encajaban. Tras un conflicto con Paramount y una relación amorosa fallida, Frances cayó en una espiral de alcoholismo. Fue detenida varias veces por infracciones menores y, finalmente, ingresada en instituciones psiquiátricas.
Los tratamientos que recibió fueron brutales, incluyendo electroshocks, lo que la marcó para siempre. Fue declarada mentalmente inestable y perdió el control de su vida por años.
¿Cómo terminó su vida?
Frances Farmer intentó retomar su carrera, pero Hollywood ya no estaba interesado. Pasó sus últimos años escribiendo, pintando y actuando en obras universitarias. A pesar de encontrar cierta paz, falleció el 1 de agosto de 1970, víctima de un cáncer de esófago.
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Películas más destacadas de Frances Farmer
Flowing Gold (1940)
El ídolo de Nueva York (1937)
El hijo de la furia (1942)
Rivales (1936)
Legado de Frances Farmer
Hoy, Frances Farmer es recordada como un símbolo de la crueldad de Hollywood hacia quienes no seguían sus reglas. Su vida inspiró canciones, libros y películas, dejando una huella imborrable en la historia del cine