¿Por qué Gary Coleman quedó en la ruina?

Gary Coleman, el peculiar niño afro que protagonizó una de las series más emblemáticas de los años 80, “Blanco y Negro”, es recordado por su famosa frase: “¿De qué estás hablando, Willis?”. A pesar de su meteórico éxito, su atormentada vida terminó en un triste final. Pasó de ganar millones a perderlo todo, incluso la vida.

Nacido el 8 de febrero de 1968 en Zion, Illinois, Gary fue adoptado por W.G. Coleman y Edmonia, quienes se hicieron cargo de él desde su infancia. Sin embargo, Gary no tuvo una vida fácil; nació con glomeruloesclerosis focal, una enfermedad renal congénita que afectó su crecimiento y le dio un aspecto infantil que lo acompañó durante toda su vida. A los 5 años, ya había pasado por dos trasplantes de riñón que fracasaron.

Desde temprana edad, Coleman demostró su talento para la actuación. A los 9 años, fue reclutado para la serie “Different Strokes”, que se estrenó en 1978. La serie tuvo un éxito arrollador, convirtiéndose en un fenómeno de la televisión. Gary, con su carisma y frescura, se convirtió en uno de los actores infantiles mejor pagados de su época, llegando a ganar $1,000 por episodio. Con solo 10 años, fundó su propia empresa, Gary Coleman Productions.

Sin embargo, el éxito no duró para siempre. “Different Strokes” fue cancelada en 1986, y Gary, que tenía la expectativa de un fondo fiduciario de $18 millones, descubrió que solo quedaban $200,000. Sus padres adoptivos, en quienes confiaba, habían dilapidado su fortuna. A los 18 años, demandó a sus padres y a su agente por apropiación indebida, ganando solo un millón de dólares tras un largo proceso legal. Esto marcó el inicio de su declive.

Luchando con la desilusión y la depresión, Gary intentó suicidarse en dos ocasiones. Para sobrevivir, se vio obligado a aceptar trabajos menores, como vigilante de seguridad en un centro comercial. En 2005, se mudó a Santaquin, Utah, donde conoció y se casó con Shannon Price. Sin embargo, su matrimonio estuvo lleno de problemas, que culminaron en un divorcio público y tumultuoso.

La vida de Coleman siguió llena de controversias, incluyendo acusaciones de asalto y violencia doméstica. Su salud también se deterioró; sufrió múltiples convulsiones y fue hospitalizado en varias ocasiones. Finalmente, el 27 de mayo de 2010, tras un accidente en su hogar, falleció a los 42 años. Su exesposa tomó la decisión de retirar el soporte vital que lo mantenía con vida.

A pesar de su éxito en la televisión, la vida de Gary Coleman estuvo marcada por la traición, el dolor y la soledad. Su historia es un recordatorio de los peligros que pueden acechar a aquellos que alcanzan la fama a una edad temprana, y cómo las circunstancias pueden cambiar drásticamente. Su legado perdura como el niño que hizo reír a millones, pero también como un artista cuya vida terminó en tragedia.