Amalia Mendoza emocionó a miles de personas con su voz profunda y sentida, interpretando canciones con todo el sentimiento que llevaba dentro. Su poderosa emotividad hacía que el público se pusiera de pie y, a menudo, llorara junto a ella. Entre sus muchas frases famosas, destacó una que decía: “Lloro cuando canto porque nunca he conocido la tristeza en mi vida, vivo lo que canto”. Pero en realidad, la “Tariácuri”, como se le conocía, experimentó tanto éxitos como fracasos, amores y muchas tristezas.
Su pasión por la música la llevó a tomar decisiones que cambiarían su vida. Eligió su carrera sobre su vida personal, divorciándose después de cinco años de matrimonio, ya que su pareja no estaba de acuerdo con su vida artística. Esta es la triste historia de Amalia Mendoza, la Tariácuri.
Amalia Mendoza García, nacida el 10 de julio de 1923 en San Juan Huetamo, Michoacán, fue la décima hija de Francisco Mendoza Rentería y Dolores García Mendoza. Creció en una familia profundamente arraigada en las tradiciones de su región. Aunque su registro oficial de nacimiento se realizó el 25 de julio, pronto su legado alcanzaría mucho más que el pequeño pueblo de sus orígenes.
Cuando Amalia tenía solo seis meses, su familia se mudó a Morelia, la capital de Michoacán, donde su talento comenzó a florecer. A los seis años, comenzó a cantar en su escuela, donde sus interpretaciones captaron rápidamente la atención por la emoción que transmitía. En una entrevista de 1993, recordó con cariño uno de sus primeros recuerdos como intérprete, cuando cantó el tango “Ladrillo” en la escuela, una canción conmovedora que la hizo llorar mientras interpretaba una escena sobre una mujer que llevaba paquetes a prisioneros. Desde entonces, su pasión por la música se volvió dramática.
La música siempre fue una tradición familiar en su casa, y Amalia estaba destinada a continuarla. En 1932, sus hermanos Norberto, Eligio y Juan formaron el reconocido Trío Tariacuri, un grupo pionero de música ranchera. Al ver el éxito de sus hermanos, Amalia decidió seguir el mismo camino y formó en secreto un trío con su hermana y una amiga. Juntas, comenzaron a actuar en fiestas locales, siempre acompañadas por el estimado Mariachi Vargas.
En 1938, una oportunidad única hizo que Amalia fuera catapultada al centro de atención, cuando el Trío Tariacuri se fue de gira y ella y su trío fueron invitados por la estación de radio XRW para llenar el programa de sus hermanos. Este fue su debut profesional en una de las plataformas musicales más influyentes de México.
A lo largo de su carrera, Amalia Mendoza siguió enfrentando desafíos personales y sacrificios, pero su talento y dedicación a la música nunca dejaron de brillar.