Graciela Mauri, la estrella juvenil que brilló con luz propia en la televisión mexicana durante los años 70 y 80, es recordada por su papel protagónico en la telenovela Mundo de Juguete, una producción que marcó una generación y dejó una huella profunda en la historia de la televisión mexicana. A través de una historia conmovedora y entrañable, Graciela se convirtió en un ícono de la pantalla chica, y aunque su carrera ha tomado giros sorprendentes a lo largo de los años, su legado perdura hasta el día de hoy.


Graciela Eugenia de la Caridad Mauri Vilariño nació el 8 de septiembre de 1968 en la Ciudad de México, en el seno de una familia cubana que emigró a México. Su hermano, el cantante y actor Toño Mauri, también alcanzó gran popularidad en el mundo del espectáculo, y juntos, los hermanos Mauri compartieron una vida rodeada de arte y entretenimiento. Desde pequeña, Graciela mostró una fascinación por el mundo artístico, y fue precisamente esa pasión por las artes lo que la llevó a tomar la decisión de incursionar en el mundo de la actuación.

Fue en 1974 cuando Graciela tuvo su gran oportunidad. A sus apenas seis años de edad, participó en un concurso de talentos organizado por Televisa, junto a su hermana, y aunque no ganó el primer lugar, la suerte jugó a su favor. La niña que había obtenido el primer puesto no pudo aceptar el papel principal en una telenovela que se preparaba, lo que permitió que Graciela fuera elegida para interpretar a Cristina Salinas en la telenovela Papá Corazón. Esta producción se convertiría en un éxito rotundo, lo que marcó el inicio de una carrera que solo podía ascender.
El papel de Cristina, una niña huérfana que vive con su padre, interpretado por Ricardo Blume, y su tía Mercedes, interpretada por Irma Lozano, la catapultó al estrellato. La historia de su búsqueda de una figura materna y su deseo de unir a su padre con la dulce novicia Rosario hizo que Graciela conquistara los corazones de miles de televidentes. Su personaje se convirtió en un referente de la época, y las frases más famosas de Cristina, como “Seguro el morrocotudo” o “Tengo insomnio, despierto”, fueron repetidas por los niños de todo México. Su éxito no se limitó a la televisión; Graciela protagonizó comerciales, apareció en revistas y hasta participó en un popular juego de mesa.

Qué fue de Graciela Mauri, la niña de Mundo de Juguete y varias comedias | Shows Personajes | Distrito Comedia
El auge de su popularidad le permitió expandir su carrera en diversos frentes, y uno de los momentos más memorables de esa época fue su participación en una obra de teatro junto a la legendaria actriz Sara García. En esta producción, Graciela interpretó a Caperucita Roja, mientras que García hacía el papel de la abuela y Manuel “El Loco” Valdés asumió el rol del Lobo Feroz. Este tipo de proyectos consolidaron su imagen como una de las actrices jóvenes más queridas y respetadas del medio.

Pero la historia de Graciela no se quedó en la televisión. Después de Mundo de Juguete, asumió otro rol en Gotita de gente, una telenovela producida por Liliana Abud que le permitió seguir demostrando su talento actoral. En esos años, sin embargo, Graciela tomó una decisión que sorprendió a muchos: se alejó del centro de atención para enfocarse en otros aspectos de su vida. Optó por centrarse en su educación y en su familia, y en un momento clave de su carrera, rechazó el papel de Chispita, una adaptación mexicana de la telenovela argentina Andrea Celeste, que finalmente fue interpretado por Lucero, quien alcanzó una fama vertiginosa con este personaje. Aunque se especuló sobre una rivalidad entre las dos actrices, Graciela prefirió no involucrarse en la competencia y, en lugar de eso, dio un paso atrás para enfocarse en otros intereses.

Este retiro temporal de la actuación no significó un fin de su carrera. En 1987, Graciela regresó a la televisión en Cómo duele callar, una telenovela que mostró su madurez como actriz. Sin embargo, la versatilidad de Graciela la llevó a dar otro giro en su carrera cuando, en 1988, decidió lanzarse en el mundo de la música. Su álbum debut, Graciela Mauri, marcó el inicio de su carrera como cantante y la llevó a presentarse en programas icónicos como Siempre en Domingo. Sus álbumes fueron bien recibidos por el público y le dieron la oportunidad de realizar giras por todo México.
El cine también fue una puerta que Graciela decidió explorar. En 1995, hizo su debut en la pantalla grande con la película Esclavos de la pasión, lo que permitió a su carrera extenderse más allá de la música y la televisión. Aunque Graciela disfrutó de su éxito como cantante y actriz, la llegada de los 2000 trajo consigo un nuevo capítulo en su vida. Decidió dar un paso hacia la vida familiar y, con ello, reducir su presencia en los medios. No obstante, siguió trabajando esporádicamente en proyectos de comedia, talk shows y programas infantiles, donde continuó conquistando al público con su carisma.

En 2002, Graciela amplió aún más sus horizontes al ingresar al mundo de la actuación de voz. Su participación en la película Stuart Little 2, donde prestó su voz al personaje del mar de Galic, demostró que su talento no conocía fronteras. Aunque en los últimos años su presencia en televisión fue más esporádica, su participación en la serie Mariachis en 2021 le permitió reunirse con su hermano Toño Mauri, quien había superado una compleja cirugía de trasplante de pulmones tras haber sido gravemente afectado por la COVID-19. Ese proyecto también la reunió con su sobrino, Antonio Mauri, y le permitió reencontrarse con su público, aunque de manera más ocasional.
Graciela, quien siempre ha sido una mujer profundamente sensible, se mantiene cercana a su familia. En sus entrevistas, ha hablado con cariño de su esposo, Héctor Lustan, con quien se casó en 1995. Juntos tienen dos hijos, Jimena Alejandra y Héctor Lustan Junior, quienes han seguido los pasos de sus padres en el mundo del emprendimiento, lanzando su propia marca de ropa, Alex Weare. A pesar de la fama, la pareja ha mantenido su vida privada alejada de los reflectores, compartiendo momentos en redes sociales y celebrando su amor y compromiso mutuo.

A lo largo de su carrera, Graciela ha logrado equilibrar su vida profesional y personal de una manera admirable. A lo largo de los años, ha sido testigo de la lucha y recuperación de su hermano Toño Mauri, quien enfrentó una seria enfermedad que casi le cuesta la vida. Graciela ha sido un pilar fundamental en la vida de su hermano, siempre ofreciendo su apoyo y amor incondicional en los momentos más difíciles.

Hoy, Graciela Mauri sigue siendo un símbolo de talento, perseverancia y familia en el mundo del entretenimiento mexicano. Con una carrera que abarca desde la televisión y el cine hasta la música y la voz, ha demostrado que, más allá de los reflectores, lo más importante es la familia, el amor y la pasión por lo que hace. A sus 56 años, sigue siendo una figura querida por el público, y su legado como una de las artistas más queridas de México continúa intacto.