Divorciada a los 62 años, muchos se burlan pero mi vida actual demuestra que tenía razón: ‘Sufrí toda mi vida, ahora quiero vivir dignamente los últimos años’

Esta es solo mi historia personal y no estoy alentando a nadie a divorciarse. Mi opinión es simplemente que, sin importar la edad, todos tenemos derecho a ser felices y debemos luchar por nuestra propia felicidad.

Me divorcié a los 62 años. Quizás muchos al escuchar esto piensen que soy una anciana que no sabe vivir en paz. Antes, por miedo a lo que dirían los demás, soporté una vida infeliz durante 40 años. Ahora, quiero dejar todo eso atrás y vivir para mí misma.

Nadie sabe por lo que he pasado en este matrimonio todos estos años.

Mi esposo y yo perdimos la conexión hace casi 5 años. Al principio, porque él roncaba y afectaba mi descanso, dejamos de dormir juntos. Esa era la historia por la noche, durante el día hablábamos muy poco, cada uno estaba sumido en su mundo en una casa silenciosa.

A veces cenábamos juntos, a veces no, pero incluso cuando lo hacíamos, cada uno miraba su teléfono, la televisión o hacía sus propias cosas. Incluso cuando quería hablar de algo, la reacción de mi esposo era fría e indiferente.

Antes, cuando nuestros hijos aún vivían con nosotros, mi esposo rara vez me ayudaba con las tareas del hogar y el cuidado diario de los niños. Su opinión era que esas eran cosas que las mujeres debían hacer. A menudo llegaba tarde a casa, después de beber y jugar cartas con sus amigos.

Ahora, él está envejeciendo, tiene problemas de salud y quiere que lo cuide como una niñera, pero siento que ya he sido una niñera toda mi vida. Estoy cansada y no quiero seguir siéndolo.

Nunca me ha comprado regalos. Muchas veces, cuando me compraba una ropa bonita o un cosmético caro, me regañaba durante mucho tiempo, pensando que como mujer que no ganaba mucho dinero, no debería gastar.

En realidad, siempre he deseado divorciarme, pero en ese momento, por el bien de mis hijos y por lo que dirían los demás, nunca me atreví a hablar de esto con mi esposo. Ahora, no sé cuánto tiempo me queda, así que decidí vivir para mí misma.

Después de jubilarme, al igual que otras esposas, deseaba que mi esposo y yo pasáramos los días de vejez hablando y preocupándonos el uno por el otro. Pero siendo sincera, nuestros hábitos formados durante tantos años son difíciles de cambiar.

Somos como dos líneas paralelas, sin interferir en la vida del otro. ¿Cuál es el sentido de un matrimonio así? A veces, la relación entre ambas partes no puede mejorarse en poco tiempo, es difícil cambiar la mentalidad y los hábitos de vida formados durante muchos años.

En lugar de seguir así, es mejor separarse y encontrar la felicidad por separado. Aunque es difícil para las personas mayores volver a casarse, es mejor que mantener un matrimonio infeliz.

Después de 40 años de tristeza, decidí buscar mi propia felicidad. Creo que sin importar la edad, aún se puede encontrar a alguien con quien compartir la vida y cuidarse mutuamente.

Ahora, no tengo que preocuparme por lo que digan en el trabajo. Por otro lado, mi hija ya está casada, por lo que mi divorcio no afectará su vida.

Ya no quiero preocuparme por las opiniones de los demás. Mis hijos ya tienen sus propias familias y carreras, no necesito comprometerme más por ellos. No quiero seguir viviendo en un matrimonio sin sentido e infeliz. Ya ha sido suficiente.

Ahora, un año después de mi divorcio, aunque muchos aún hablan de mí, nunca me he sentido tan feliz y libre. Decidí no prestar atención a las críticas, cuidar de mí misma, alejarme de las personas negativas y rodearme solo de personas positivas.

En lugar de seguir atrapada en un matrimonio sin sentido, ahora vivo en paz en mi pequeño hogar. Paso tiempo con amigos, visito nuevos lugares y descanso en casa cuando me siento cansada. Estoy feliz de no tener que preocuparme ni cuidar de nadie más.

Frecuentemente llamo a mis hijos y nietos. A veces, si están ocupados, los ayudo a cuidar a los niños por unos días. La vida es realmente feliz y ligera.