Hermana de mi esposo

Llevo más de una década casada con él y tenemos dos hijos, un niño y una niña, con una familia completa. Sin embargo, a lo largo de todos estos años de convivencia, mi esposo nunca me defendió ni una sola vez. Durante el primer año de matrimonio, fui de compras con él para preparar todo para el Tết. El mercado estaba muy lleno, y yo le pregunté al dueño de un puesto, pero él no me respondió, así que decidí ir a otro puesto y le pedí a mi esposo que me acompañara. Mi esposo se quedó allí y empezó a preguntarle al dueño si no vendía, lo cual provocó una discusión. Lo raro fue que el dueño del puesto solo le respondió a mi esposo y no a mí.

Aunque la culpa era mía, cuando mi esposa fue regañada de esa manera, él no levantó ni un dedo para defenderme. Me sentí muy enojada, pero me consolé a mí misma. Como mi trabajo en la empresa es muy demandante, siempre estoy ocupada y solo tengo tiempo para descansar durante los días 29 y 30 de Tết, y cuanto más cerca está el final de año, más tengo que trabajar horas extra. Así que no tengo tiempo para limpiar la casa. Mi cuñada, en cambio, tiene más tiempo libre debido a su trabajo, así que ella siempre regresa al pueblo antes que yo y se encarga de las compras y la limpieza para mi suegra. Le estaría muy agradecida si lo hiciera de corazón y sin segundas intenciones.

Cuando mi cuñada va al mercado a comprar cosas para el Tết, siempre me pide dinero, y a veces le doy más de lo que compra. Sin embargo, nunca está satisfecha y, en cuanto puede, habla de mí diciendo que soy perezosa y que no me ocupo de la familia, lo que hace que ella tenga que hacer todo lo que yo debería hacer. Mi esposo lo sabe, pero nunca se atreve a discutir con ella ni a defenderme.

En las reuniones familiares, cuando estamos todos juntos, ella me manda a hacer cosas, me ordena que me levante y le traiga esto o aquello, y luego se pone a darme lecciones de vida. Yo me harté, así que le respondí. Ella, enfadada, me abofeteó. Mi esposo, débil, solo me regañó por causar problemas, pero yo estaba tan enojada que le di una buena lección y le dije todo lo que había estado guardando dentro de mí durante tanto tiempo. Ella se quedó pálida, mientras que mi esposo me suplicaba que no me divorciara.