Anna Kournikova, una de las tenistas más reconocidas a nivel mundial, sorprendió a sus seguidores al ser vista en silla de ruedas en un lujoso centro comercial de Miami. Esta aparición pública, la primera en más de dos años, ha generado preocupación y curiosidad sobre su estado de salud actual. Acompañada de sus dos hijas, Kournikova lucía una bota ortopédica y sus dedos estaban envueltos en una curita rosa, lo que sugiere una nueva lesión.

La carrera de Kournikova, que comenzó con un Grand Slam a los 17 años, se vio truncada por una serie de lesiones que la obligaron a retirarse a los 21. A pesar de alcanzar el puesto número uno en dobles junto a Martina Hingis, su trayectoria estuvo marcada por problemas de salud, principalmente lesiones de espalda y fracturas por estrés. Estas dolencias no solo afectaron su rendimiento en la cancha, sino que también influyeron en su vida personal y profesional.

En 2003, semanas antes de su retiro oficial, Kournikova fue diagnosticada con una disfunción lumbar crónica, una condición que provoca rigidez y dolor en la parte baja de la espalda y las piernas. Esta dolencia, a menudo causada por discos espinales que presionan las raíces nerviosas, fue un factor determinante en su decisión de dejar el tenis profesional. La ex tenista ha hablado abiertamente sobre cómo estas lesiones han impactado su vida.

En una entrevista con The Guardian, Kournikova reveló que había sufrido lesiones casi todos los años de su carrera. Desde fracturas por estrés hasta ligamentos rotos, su cuerpo fue sometido a un estrés constante desde una edad temprana. Su agente en ese momento, Phil de Picciotto, especuló que estas lesiones podrían ser hereditarias o el resultado de un entrenamiento intensivo desde la infancia.

A pesar de los desafíos físicos, Kournikova ha demostrado una notable resiliencia. En 2011, compartió con la revista People que su espalda la obligó a detenerse, pero también le brindó la oportunidad de redescubrirse fuera del tenis. Este proceso de autodescubrimiento fue tanto difícil como aterrador, pero le permitió explorar nuevas facetas de su identidad.

Desde su retiro, Kournikova ha mantenido un perfil bajo, centrando su atención en su familia. Junto a su pareja, el cantante Enrique Iglesias, ha formado una familia en Miami, donde crían a sus tres hijos. Aunque ha mantenido su vida privada alejada de los reflectores, ocasionalmente comparte momentos especiales en redes sociales, mostrando su lado más personal y familiar.

La relación de Kournikova con Iglesias comenzó en 2001, después de que ella apareciera en el video musical de su éxito ‘Escape’. Desde entonces, la pareja ha compartido una vida juntos, enfrentando los desafíos de la fama y la privacidad. Iglesias ha sido más abierto sobre su vida familiar, expresando su deseo de disfrutar cada momento con sus hijos.

En los últimos años, Kournikova ha encontrado satisfacción en su rol de madre, disfrutando de las pequeñas cosas de la vida cotidiana. A pesar de las dificultades físicas, su enfoque en la familia y el bienestar personal ha sido una fuente de fortaleza y motivación. Su historia es un testimonio de la capacidad humana para adaptarse y superar adversidades.

La reciente aparición de Kournikova en silla de ruedas ha reavivado el interés en su salud, pero también ha recordado al mundo su espíritu indomable. A lo largo de su vida, ha enfrentado numerosos desafíos, pero siempre ha encontrado la manera de seguir adelante, demostrando que la verdadera fuerza reside en la resiliencia y la determinación.