esde que sus vidas se cruzaron en el aeropuerto de Yakarta (Indonesia), en diciembre de 1990, Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger se convirtieron en inseparables. Él lo describe como un momento “mágico”, y sin esperarlo, aquella belleza holandesa rubia de ojos azules cambiaría su rumbo para siempre.
Ella entró en su corazón al instante y pasó a ser
el pilar del artista, su roca, su hogar y su mejor compañera. Juntos
llevan 33 años, que, como dice una de las canciones del propio Julio “33 años nada más son media vida”, pero esta media vida la han exprimido al máximo, han ido creciendo de la mano y han atravesado momentos únicos, como la