Dijo siempre haber sido un guerrillero frustrado. Esto es algo absurdo, pero siempre fue su deseo estar en un lugar donde los aviones están bombardeando. Es tremendamente absurdo.
Fausto Cabrera fue un importante actor y director español, quien llegó a Colombia de paso y se quedó para siempre. Aquí nacieron sus hijos; el más reconocido es el también actor y director Sergio Cabrera. En el año 1939, Fausto Cabrera llegó a Colombia con su familia, exiliados por el franquismo, un movimiento ultra nacionalista, católico y militarista que llevó adelante medidas como la censura de los medios de comunicación, la eliminación de los partidos opositores y la creación de un partido único, el Movimiento Nacional. Primero se fueron a República Dominicana, luego a Venezuela y finalmente llegaron a Medellín, Colombia.
Cuando llegó a Colombia en 1950, procedente de Caracas, fundó el primer teatro de carácter experimental en el Instituto de Bellas Artes de Medellín. Realmente fue el gran semillero de actores y directores que posteriormente estarían fundando la televisión colombiana. Luego vino la televisión en 1954, donde trabajó durante 9 años consecutivos como director de planta de espacios de teatro. Allí, Fausto montaba obras de teatro en directo y sentía la pasión que solamente pueden sentir quienes aman lo que hacen; él amaba lo que hacía, y eso se le notaba en cada palabra que dejaba fluir en el diálogo.
Fausto Cabrera dedicó su vida a la actuación tanto en teatro como en televisión, y aportó a la cultura nacional con sus libretas. También tenía defectos, como todos, pero era un amante del comunismo y fue guerrillero durante tres años, viviendo en selvas y empuñando armas. Cabrera trabajó durante 9 años en la televisora nacional, haciendo dramatizados y teleteatros, y creó el primer sindicato de actores del país, con el que realizó una huelga en los años 60 en defensa de la televisión con contenidos culturales.
Se vinculó al Partido Comunista y al Ejército Popular de Liberación, un grupo guerrillero colombiano, lo que lo llevó a vivir en las selvas del Urabá por alrededor de tres años. Sin embargo, comenzó a tener grandes diferencias con las acciones del grupo guerrillero y decidió exiliarse en China.
Fausto Cabrera fue uno de los primeros en abordar las artes escénicas, además de ser pionero de la televisión en Colombia durante el gobierno de Rojas Pinilla. Fue en este país en donde se convirtió, como él mismo lo decía, en un guerrillero frustrado. Después de desempeñarse como secretario político del Ejército Popular de Liberación (EPL), consideraba que al comienzo fue importante para la nación, pero luego degeneró en actitudes como el secuestro. Empuñó un arma durante tres años, pero no estaba de acuerdo con la línea política del partido ni con la línea militar, por lo que decidió abandonar la guerrilla colombiana.
A pesar de que su lucha lo alejó de la pantalla durante mucho tiempo, su legado como pionero de la televisión colombiana se ha mantenido. También fue una guía para su hijo, Sergio Cabrera. Al volver a Colombia, Fausto se dedicó principalmente al teatro, pero ocasionalmente colaboró con producciones que se han convertido en un referente del séptimo arte colombiano. Se quedó en Colombia a vivir por más de 70 años hasta el día de su muerte en 2016. En Medellín, conoció a su esposa, Luz Elena Cárdenas, con quien tuvo a sus hijos, Sergio Cabrera, actor y director, y Marinela Cabrera, productora de televisión.
Además de ser actor, director y libretista, Fausto Cabrera también era un excelente declamador de poemas, un hombre desvivido por la literatura, en especial la poesía, con un don único al declamarlas. Se recuerda su participación en importantes producciones colombianas, como en la película La Estrategia del Caracol y Perder es Cuestión de Método. En La Estrategia del Caracol, interpretó a Don Jacinto, una de las mentes maestras detrás del plan de los inquilinos de un edificio que luchan por no ser desalojados por las autoridades. Ambas películas fueron dirigidas por Sergio Cabrera, su hijo, quien, junto con su hermana, ha continuado el legado de un español que es indispensable para contar la historia de la televisión nacional.
El 10 de octubre de 2016, a la edad de 92 años en la ciudad de Bogotá, luego de luchar contra una enfermedad respiratoria, este ilustre ciudadano español dejó un legado inolvidable en el sistema cultural del país. Sus aportes son reconocidos en el cine, la radio, la televisión y la poesía, siendo esta última una de sus mayores pasiones. Sin duda alguna, su legado será recordado con el pasar de los años; hoy, seis años después de su fallecimiento, aún sigue siendo recordado y homenajeado por su excelente trabajo en el desarrollo cultural del país.