Nicola Divari, el icónico cantante italiano, ahora en sus 80 años, es mejor conocido por su éxito musical, pero su camino hacia la fama no fue fácil. Antes de convertirse en un hombre familiar, pasó sus primeros años trabajando como taxista y camarero, llevando una existencia mucho más modesta. Al explorar su historia, hoy descubrimos las dificultades y los desengaños que marcaron su ascenso desde estos humildes comienzos hasta convertirse en una de las voces más queridas de Italia. Acompáñenos mientras compartimos los capítulos ocultos de su viaje hacia la fama y los momentos emocionales que han definido su vida.
Un viaje de resiliencia y recuperación en medio de luchas de salud. Nicola Divari, cuyo nombre real es Michel Esac, no solo es un icono musical italiano, sino también un testamento de la resiliencia necesaria para superar serias dificultades de salud. Durante la década de 1970, cuando la carrera de Nicola Divari alcanzó su zenit, las exigencias implacables de su profesión, incluidos los rigurosos horarios de gira y las constantes apariciones públicas, comenzaron a afectar su salud. Con frecuencia, enfrentaba episodios de fatiga, insomnio y síntomas cardiovasculares leves, exacerbados por las presiones de la fama y un estilo de vida irregular. El estrés de mantener sus estándares de rendimiento y ofrecer una producción artística constante empujaba sus límites físicos y mentales. A pesar de estos desafíos, Nicola Divari logró mantener su ilustre carrera durante toda la década, gracias en gran parte al apoyo inquebrantable de su familia y los profesionales médicos. Su cuidado y aliento le permitieron seguir creando música que resonaba profundamente con su audiencia. Sin embargo, los signos de un deterioro en su salud eran evidentes, presagiando luchas más significativas en los años venideros.
Al llegar a la mediana edad, estos problemas de salud iniciales evolucionaron hacia preocupaciones más graves. En la década de 1990, Nicola comenzó a experimentar problemas más pronunciados, incluidos dolores en el pecho y dificultad para respirar. Una evaluación médica exhaustiva reveló un mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria, una condición no infrecuente en individuos sometidos a estrés prolongado y una ética de trabajo intensa. Aunque sus médicos recomendaron un estilo de vida más relajado y una carga de trabajo reducida, la pasión de Nicola por la música y su profunda conexión con sus fans hicieron que fuera difícil para él alejarse de sus compromisos. En entrevistas, expresó que la música no solo era su carrera, sino la esencia de su vida, diciendo: “No puedo imaginar un día sin cantar o conectar con mi audiencia.” Esta dedicación, aunque admirable, contribuyó a un mayor desgaste de su salud. El punto de inflexión llegó en 2020, cuando Nicola, con 80 años, enfrentó su crisis de salud más crítica. Después de una cirugía de bypass coronario destinada a abordar sus problemas cardíacos de larga data, surgieron complicaciones y su condición empeoró rápidamente. Fue trasladado de urgencia a la unidad de cuidados intensivos del hospital San Rafael en Milán, donde su situación fue descrita como potencialmente mortal. Su manager, Franco Marielo, comunicó la gravedad de la situación al público. La recuperación inicial de Nicola tras la cirugía parecía positiva, pero las complicaciones inesperadas lo llevaron al borde de perderlo. Fue un momento aterrador para todos los que lo conocen y lo quieren.
Los días posteriores a su cirugía estuvieron llenos de incertidumbre, mientras su familia y fans esperaban ansiosos actualizaciones sobre su estado. A pesar de la gravedad de las complicaciones, Nicola mostró una resiliencia notable. Bajo el cuidado diligente del personal médico, comenzó a estabilizarse y finalmente salió de la condición crítica. Marielo luego compartió una actualización esperanzadora, diciendo: “Nicola ya está fuera de peligro y su recuperación progresa de manera constante. Es un alivio verlo recuperar fuerzas, y estamos increíblemente agradecidos al equipo médico por sus esfuerzos incansables.”
La prueba sirvió como una llamada de atención para Nicola, lo que provocó cambios significativos en su estilo de vida tras su recuperación. Adoptó un enfoque más consciente de la salud, incorporando una dieta equilibrada, chequeos médicos regulares y reduciendo sus compromisos profesionales. Aunque ya no realiza presentaciones con la misma frecuencia que antes, Nicola sigue siendo una figura apreciada en el mundo de la música. Continúa participando en eventos selectos y mantiene una conexión activa con sus fans, quienes lo consideran tanto una leyenda musical como un símbolo de perseverancia.
De la vida rural a la fama musical, Nicola Divari, nacido en Sapona, un pequeño y humilde pueblo en la región sur de Italia, Puglia, enfrentó una vida llena de dificultades y simplicidad desde el principio. Creciendo en esta área rural, la familia de Nicola vivía en condiciones desafiantes, típicas de la época. Su padre, agricultor, junto con sus hermanos, trabajaba incansablemente en la tierra para proveer a la familia. Parecía que Nicola también seguiría sus pasos, trabajando la tierra y llevando una vida tranquila, alejada del mundo de la música que más tarde definiría su carrera. La belleza rural de su tierra natal, sus campos y el mar, le proporcionaron una inspiración inagotable para sus futuras composiciones, incluyendo canciones como “Sapona” y “Paese”, que evocan la simplicidad y las dificultades de la vida en el campo. Estas canciones reflejan no solo su amor por la tierra que lo vio nacer, sino también las luchas cotidianas de los pueblos pequeños, donde las personas se enfrentan a la dureza de la vida rural con esperanza y resiliencia.
Sin embargo, a pesar de la profunda conexión que sentía con su hogar, las oportunidades en ese entorno eran limitadas. La vida en el campo, aunque llena de belleza y tradición, no le ofrecía muchas posibilidades de crecimiento personal o profesional. En “Il Jornale”, Nicola Divari recuerda un momento clave de su vida temprana que ayudó a moldear su carrera. Cuenta la historia de cómo ayudó a un anciano vendedor de helados durante un festival local cuando era un niño. Caminaba con sus amigos cuando notó al viejo hombre de pie junto a su carrito de helados, luciendo triste y en silencio. Intrigado, Nicola se acercó a él y le preguntó qué le pasaba. El hombre le explicó que ya no tenía voz y no podía atraer clientes, mientras que otros vendedores acaparaban la atención con sus voces fuertes. Conmovido por la situación, Nicola tomó el megáfono del vendedor y comenzó a gritar: “¡Helados, helados! Los mejores helados de Puglia.” La respuesta fue inmediata: la gente se agrupó alrededor del puesto y los helados del anciano se vendieron rápidamente. Este evento marcó el inicio de la conexión de Nicola con la actuación frente a una audiencia.
Sus amigos, al notar su habilidad natural para entretener, lo animaron a cantar, tal como lo hacía a menudo en la escuela. Nicola, que nunca había pensado mucho en cantar antes, comenzó a interpretar canciones, y para su sorpresa, al público le encantó. Aplaudían y pedían más. Lo que comenzó como un acto espontáneo de bondad y una manera de ayudar a alguien en necesidad pronto se convirtió en la puerta de entrada a lo que sería una exitosa carrera musical. Esta experiencia le reveló que su voz, que antes consideraba demasiado áspera y profunda, en realidad tenía un encanto único. Fue un punto de inflexión que lo llevó a tomar la música más en serio.
Lo que comenzó como un momento juguetón para ayudar a un anciano terminó siendo un momento definitorio en su carrera, ya que encendió la pasión de Nicola por actuar y lo puso en el camino de convertirse en un artista conocido. Su viaje comenzó con una mudanza a Milán, la bulliciosa ciudad del norte que se convertiría en la cuna de su carrera. Sin conexiones ni dinero, aceptó trabajos temporales para sobrevivir, trabajando como camarero y albañil, luchando por llegar a fin de mes mientras intentaba abrirse paso en la industria musical. No era la vida glamorosa que había imaginado; la competencia era dura, y sus primeros intentos en la música fueron recibidos con poco éxito. Estas experiencias moldearon su carácter, enseñándole resiliencia y humildad, cualidades que luego resonaron en su música.
A pesar de las dificultades, Milán se convirtió en un lugar de transformación para él. Nicola comenzó a actuar en clubes locales, basándose en las influencias musicales de sus raíces del sur. Su viaje dio un giro aún más duro cuando se mudó a Venezuela. En Caracas, trabajó como taxista, haciendo lo que fuera necesario para sobrevivir. La vida como inmigrante no fue nada fácil, y los desafíos de adaptarse a un nuevo país aumentaron la carga. Esta experiencia internacional amplió su perspectiva y profundizó su comprensión de las luchas de los emigrantes, un tema que se convirtió en central en muchas de sus canciones. Después de escucharle cantar, algunos colegas lo alentaron a seguir una carrera musical, y regresó a Milán, donde abrazó la música de manera más seria. Adoptó el nombre artístico Nicola Divari como tributo a San Nicolás de Bari, a quien veneraba profundamente.
El gran momento de Nicola llegó en 1961, cuando ganó un concurso de canciones con su composición “Piano Pianino”. Esta victoria le abrió las puertas a presentaciones en lugares de Milán. Aunque continuó trabajando durante