La Tragedia de Patrick y Matthew Labyorteaux: ¿Qué pasó realmente con las estrellas de La Casa de la Pradera?

La historia detrás de los hermanos Patrick y Matthew Labyorteaux, quienes interpretaron a los entrañables hermanos Garvey en La Casa de la Pradera, es una de perseverancia y lucha frente a la adversidad. Ambos pasaron por pruebas personales que contrastaban drásticamente con sus adorados roles en pantalla, enfrentando desde pérdidas desgarradoras hasta serias luchas personales. Sin embargo, su trayectoria fuera de la serie revela una narrativa conmovedora, mucho más allá de su fama televisiva.

Superando dificultades de salud en su infancia

Desde pequeños, los hermanos Labyorteaux tuvieron que lidiar con serios problemas de salud. Patrick, nacido el 22 de julio de 1965, fue adoptado a los 9 meses de edad después de ser erróneamente diagnosticado como psicótico. Sus primeros años estuvieron marcados por un comportamiento severamente nervioso, lo que dificultaba su capacidad de comer debido a la desnutrición. Sin embargo, gracias a la dedicación de sus padres adoptivos, Ronald y Francis Franky, y mucho amor, Patrick comenzó a mejorar con el tiempo.

Por otro lado, Matthew, nacido el 8 de diciembre de 1966, fue adoptado a los 10 meses de edad y enfrentó un diagnóstico más grave: un agujero en el corazón. A pesar de que el agujero se cerró de manera natural, los médicos inicialmente lo diagnosticaron como autista y recomendaron su institucionalización. Esta recomendación fue rechazada de inmediato por sus padres, quienes descubrieron que los problemas de salud de Matthew estaban relacionados con bajos niveles de azúcar en la sangre. Tras corregir su dieta, su mejora fue inmediata y notable.

Primeros pasos en la actuación

A pesar de los desafíos que enfrentaron, los hermanos encontraron un escape y una terapia en la actuación, gracias a la influencia de su madre, quien era actriz. Patrick comenzó a trabajar en comerciales a los 7 años, mientras que Matthew, a pesar de no poder caminar hasta los 3 años y hablar hasta los 4, también comenzó a actuar cuando un director de casting lo invitó a audicionar para un comercial.

A temprana edad, ambos hermanos ya se destacaban en la industria. Patrick participó en importantes producciones televisivas como The Love Boat y Trapper John, M.D., mientras que Matthew tuvo papeles en series como Mary Hartman, Mary Hartman y The Bob Newhart Show, además de una nominación al premio Daytime Emmy por su trabajo en el especial de entretenimiento infantil Papa and Me.

La llegada a La Casa de la Pradera

La oportunidad de oro para ambos hermanos llegó cuando fueron elegidos para participar en La Casa de la Pradera. Matthew interpretó a Albert, el hijo adoptivo de Charles Ingalls, un papel crucial que le valió dos nominaciones al Young Artist Award. Por su parte, Patrick se unió al elenco como Andy Garvey, el hijo de los vecinos de los Ingalls, y rápidamente se convirtió en un favorito del público.

Ambos hermanos lograron impresionar con sus actuaciones en el drama familiar y representaron valores familiares perdurables. La historia de Albert, en particular, resonó profundamente con los fanáticos, ya que mostraba temas de adopción y la importancia de la familia. La relación entre Albert y su “padre” adoptivo Charles Ingalls se convirtió en uno de los momentos más conmovedores de la serie.

El legado de Albert

El personaje de Albert fue creado por Michael Landon, en honor a un amigo cercano que perdió a su hijo, Albert Muscatelli, en un trágico accidente de tráfico. A lo largo de las temporadas, Albert enfrentó diversas dificultades, pero siempre tuvo el apoyo incondicional de su familia. El personaje evolucionó de ser un niño tímido a un adolescente con grandes sueños y ambiciones. En la película de 1983, Un vistazo al ayer, Albert fue diagnosticado con cáncer, y se sugirió que regresó a Walnut Grove para pasar sus últimos días, aunque su muerte nunca fue confirmada de manera explícita en la serie.

El final de Albert dejó a muchos fanáticos con dudas. En la película de 1984, La Casa de la Pradera: El Último Adiós, Albert no volvió a aparecer, lo que llevó a la especulación de que su personaje había fallecido. Matthew Labyorteaux, quien interpretó a Albert, reflexionó sobre este desenlace y afirmó que aunque nunca se confirmó la muerte del personaje, “era algo que sabíamos, aunque no se dijera explícitamente”, señalando que Albert, sin duda, moriría en la ficción.

Después de La Casa de la Pradera

Después de su exitosa etapa en La Casa de la Pradera, Matthew Labyorteaux continuó su carrera en la televisión, protagonizando la serie Whiz Kids, un drama juvenil sobre un grupo de niños que resolvían crímenes usando habilidades informáticas. Su habilidad en los videojuegos también lo llevó a destacarse en competencias, ganándose una reputación como un experto en juegos como Missile Command y Centipede.

En cuanto a Patrick, aunque su carrera fue más discreta después de La Casa de la Pradera, ambos hermanos se mantuvieron unidos por su amor a la actuación y a sus familias. Patrick ha mencionado que Michael Landon fue una gran influencia en su vida, destacando cómo Landon le mostró lo que era posible en la industria de la televisión.

Reflexiones sobre la adopción

La adopción fue un tema central no solo en la vida de los hermanos Labyorteaux, sino también en La Casa de la Pradera. Como se mencionó anteriormente, tanto Patrick como Matthew fueron adoptados en la vida real, al igual que otros miembros del elenco, como Melissa Gilbert (Laura Ingalls). En una reunión virtual en 2021, Matthew Labyorteaux reflexionó sobre el impacto de interpretar a Albert, un niño adoptado, y cómo, aunque no comprendía completamente la relevancia de este tema en su juventud, ahora valora profundamente el mensaje que la serie transmitió sobre la adopción y la importancia de la familia.

Conclusión

La historia de Patrick y Matthew Labyorteaux es un testimonio de la superación personal, la perseverancia y el amor familiar. A través de sus difíciles comienzos, su éxito en la industria del entretenimiento y su participación en una de las series más queridas de la televisión, ambos hermanos han dejado una huella imborrable en la cultura popular. La Casa de la Pradera, con sus valores familiares atemporales, sigue siendo un símbolo de lo que significa la lealtad, el amor y el apoyo incondicional.