Acumular méritos comienza con ‘cuidar lo que se dice’: 4 frases que las personas mayores deberían evitar para disfrutar de las bendiciones y beneficiar a sus descendientes.
Acumular méritos comienza con cuidar lo que se dice: ¿Por qué es así?
Antiguamente se decía: “El desastre viene de la boca, pero la fortuna entra por ella.” Esta expresión nos recuerda que las palabras tienen un poder inmenso, pueden traer cosas buenas pero también causar graves daños. Especialmente para las personas mayores, el “cuidar lo que se dice” no solo es una forma de acumular méritos, sino también de mantener la armonía en las relaciones familiares y sociales.
Las palabras son una manifestación directa de los pensamientos y la personalidad de una persona. Las palabras amables y apropiadas no solo traen alegría a los oyentes, sino que también acumulan méritos para quien las dice. Por el contrario, las palabras imprudentes o hirientes pueden romper relaciones y dejar consecuencias difíciles de reparar.
Cuidar lo que se dice no solo significa evitar las malas palabras, sino también aprender a moderarse y pensar cuidadosamente antes de hablar. Para los adultos mayores, la rica experiencia de vida a veces puede llevarlos a ser más directos o estrictos en sus palabras. Sin embargo, si no se tiene cuidado, las palabras pueden malinterpretarse o dañar a los demás, especialmente a los hijos y nietos en la familia.
Cuando las personas mayores saben cuidar lo que dicen, no solo ganan el respeto de los más jóvenes, sino que también contribuyen a mantener la paz en la familia. Las palabras amables y positivas ayudan a difundir buena energía, fortalecen las relaciones y alientan a los descendientes.
Además, evitar hablar innecesariamente o criticar a los demás ayuda a las personas mayores a mantener la calma y evitar el chisme y las emociones negativas. Esta también es una forma de acumular méritos y generar bendiciones tanto para ellos como para las futuras generaciones.
Cuidar lo que se dice comienza con escuchar más y hablar menos. Antes de hablar, reflexiona: ¿Mis palabras traerán beneficios o alegría a los demás? Evita las palabras que critican, reprochan o alteran el estado mental de los demás.
A continuación, se presentan 4 cosas que no se deben decir, especialmente cuando ya se es mayor:
Si no se ha logrado: No hable antes de tiempo ni haga promesas.
No es difícil darse cuenta de que como padres, debemos conocer bien los pensamientos y comportamientos de nuestros hijos para evitar que hablen a lo grande sin fundamento. Como niños y jóvenes, a veces no podemos evitar sentirnos orgullosos de nuestros logros.
Los padres, siendo mayores, no deben alentar a los hijos a perseguir metas imposibles, sino guiarlos a vivir de manera realista.
Muchas personas mayores, al hablar, mencionan decisiones laborales o demuestran cuán sabias se sienten. A medida que envejecemos, debemos ser más realistas.
Lo que no se puede hacer, si se promete, puede hacernos parecer ridículos a los ojos de los demás.
Conocimiento incompleto: Evite hablar para no generar malentendidos.
Lo que uno sabe, sabe, y lo que no sabe, demuestra que no lo sabe. Cuando se es mayor, la experiencia de vida es rica, pero no se debe pensar que se sabe todo.
Aunque uno debe cuidar a los demás, esa preocupación debe ser en el momento adecuado y de la manera correcta. No es necesario compartir todo lo que uno sabe.
Si odias a alguien: No lo digas.
Cómo amar a los demás, cuidar a los mayores y preocuparse por las generaciones más jóvenes no se puede explicar con palabras. Es entender las historias detrás de la vida con el corazón.
Si tienes relaciones difíciles con algunas personas, si tienes diferencias de desarrollo, lo mejor es callar. Entre padres e hijos aún existen distancias, entonces, ¿cómo hablar de otros?
Asuntos privados de la familia: Reflexiona antes de hablar.
Cuando se llega a la vejez, muchas personas tienden a compartir o presumir sobre los asuntos privados de la familia con amigos, vecinos o parientes. Sin embargo, esto puede tener consecuencias no deseadas, por lo que se debe reflexionar cuidadosamente antes de hablar.
Una razón importante es proteger la privacidad y respetar a los miembros de la familia. Las historias que los mayores comparten, ya sea de forma intencional o no, pueden hacer que los hijos se sientan incómodos, especialmente si se refieren a dificultades, conflictos o información sensible. Esto puede romper la confianza y dañar las relaciones familiares.
Además, presumir sobre los logros de la familia, como el éxito de los hijos, las propiedades o la riqueza, puede causar celos o malentendidos entre los demás. En algunos casos, esto puede convertirse en un objetivo para la crítica o poner en peligro la seguridad.
Las personas mayores deben aprender a guardar silencio y escuchar más. Escuchar ayuda a comprender los pensamientos y emociones de los hijos y otras personas cercanas, lo que fortalece las relaciones y crea vínculos más profundos. Además, saber callar cuando es necesario también muestra sabiduría y evita problemas innecesarios.
La calma y la sutileza en la comunicación son claves para que las personas mayores construyan una imagen positiva, se conviertan en un pilar emocional para la familia y sean respetadas por todos.